sábado, julio 25, 2009

Orfandad y otros dolores del alma


Pocas veces he sentido la necesidad de abrir las compuertas que regulan el flujo de mis emociones para evitar un desbordamiento.

Esta semana he tenido que hacer acopio del recurso que internamente me permite estabilizar la presión interna de mi capacidad de raciocinio e inclusive de mis sentimientos como el ser humano común y corriente que soy.

El sentirse defraudado, por la razón que sea, creo es uno de los momentos más bajos en el ánimo de cualquier persona. El saberte engañado, el que una o más personas conspiren de manera que a base de engaños se obtenga un beneficio, considero que es quizá una de las formas de representar la más alta traición.

Permítanme elaborar.

En el post anterior hablaba sobre mi corto paso por una plaza laboral en la venta de previsión de servicios funerarios, rama en la que incursioné de manera casi accidental (existen los llamados accidentes del destino) y que brevemente formó parte de mi currículum profesional. Por cierto, siempre me consideraré un profesional, a pesar de que la empresa para la que laboré esté lejos, muy muy lejos de representar el menor grado de profesionalismo, seriedad o ápice de fidelidad para con sus empleados, y principalmente sus clientes.

No puedo escribir un adjetivo calificativo que no suene ofensivo para esta gente, lo más leve que se me ocurre como apelativo para este conjunto de sujetos, principalmente los que dirigen la empresa, es simplemente hijos de puta.

Cuando efectúas cualquier tipo de transacción comercial, entran en juego varios elementos... el comprador, el vendedor, el producto o servicio, la empresa que lo ofrece o respalda, la seriedad del trato comercial, la buena intención del cliente en adquirir lo que se le ofrece, la disposición del vendedor para hacer que el cliente se sienta satisfecho, y así creí que sería con esta empresa de mierda; por lo menos hasta que comencé a sentir que algo no andaba bien, luego de escuchar en repetidas ocasiones comentarios negativos de diversa índole, relacionados tanto al sistema empleado para la venta, la falta de seriedad con el pago de las comisiones, y la múltiple insistencia de los clientes -que inclusive yo mismo atestigüé durante las llamadas "guardias"- en quejarse por la pésima atención y servicios recibidos.

Inconscientemente te resistes muchas veces a creer que alguno de estos puntos sea cierto, quizá por que en tu fuero interno no deseas identificarte con el tipo de anomalías que escuchas o ves, principalmente cuando llevas -o llevabas- tan poco tiempo dentro de la organización y no has hecho más que entregar tu tiempo, esfuerzo y confianza, para así reflejarla a tus mismos prospectos y clientes... si no es con confianza, simplemente las transacciones no funcionarían, las relaciones humanas son así.

Uno de mis amigos cercanos confió en mi y en la empresa a la que representaba, adquirió con la mejor buena fé un plan de previsión funeraria, que tal cual como a mi me lo fué explicado, le fué explicado a él y a su esposa. Varias veces enfaticé el hecho de las posibilidades de que el uso del título de propiedad de un lote en parque funerario a perpetuidad, pudiese ser tanto transferido a un tercero en línea consanguínea, o ser usado liquidando la diferencia que hubiese pendiente o insoluta en caso de tener (y así lo expresé... Dios no lo quiera) que usar el servicio antes de tiempo. Y el tiempo llegó antes de lo esperado, la madre de mi amigo moría y había que usar lo que se tenía a la mano, lo que se había adquirido, lo que correspondía al evento.

Y resultó que no.

A una semana de haber renunciado a la empresa, me encontraba de frente con la más terrible realidad del nivel de falsedad, hipocresía, avaricia y ambición que he experimentado por parte de un prestador de servicios. Con la mano en la cintura y aprovechándose de la frágil y delicada situación emocional de mi amigo y sus hermanos, simplemente les fué negado el uso del servicio adquirido mediante una estrategia de argumentos totalmente falsos, y a pesar de hacerme presente y mencionar con lujo de detalles el porqué la empresa debía obligatoriamente cumplir -a pesar de que mi amigo tuviese que desembolsar una importante cantidad para liquidar de forma prematura su producto, la persona -que ni siquiera el gerente- que estaba de guardia se negó rotundamente a brindar una solución razonable, lo cual solamente me encabronaba cada vez más a medida de que la intransigencia del tipejo en cuestión se hacía evidente.

Para mi amigo y sus hermanos no era una situación basada en el desembolso económico ni mucho menos, pueden gastar muchas veces más la cantidad que finalmente pagaron, pero para estos hijos de puta (la empresa) sí.

Ellos optaron por adquirir en el momento otro servicio y hacer a un lado la pedantez, grosería y cinismo del estúpido que les atendía, mismo que sin remordimiento alguno saboreó la comisión que recibirá en algún momento por haber demostrado de la manera más inaudita el tipo de empresa que representa.

Mi tranquilidad retornó de a poco, una vez que ellos mismos me hicieron saber que entendían que no fué cuestión mía, que claramente era identificable que a pesar de mi mejor intención por serles de ayuda estando ahí presente, no había nada que hacer ante la evidente falta de eprofesionalismo y seriedad de la que todos fuimos objeto, me incluyo por todo lo que ustedes ya han leído.

El funeral y la inhumación se llevaron a cabo con normalidad, y con la enorme tristeza del caso.

Mi amigo y sus hermanos perdieron a su madre, cosa que me duele profundamente pues siempre que se trata de alguien a quien estimas, la sensación se amplifica, no necesito decir cuanto comparto sus sentimientos y el dolor de no tener más físicamente con ellos a la persona que les dió la vida.

Me duele aún más el haber formado parte de una organización que lucra de esa forma con el dolor.

No hay realmente mucho que pueda consolarme, quizá el hecho de que al haber renunciado, evité que alguien más resultase defraudado de esta forma, aún cuando no es la única venta que llegué a realizar durante ese período de estadía en la empresa.

No son mi amigo y sus hermanos quienes se quedaron huérfanos, eso es solo de manera temporal, pues tenemos la convicción de que nos reencontraremos con nuestros seres más queridos en la vida eterna.

Esa empresa de mierda dirigida por auténticos hijos de puta llamada "Valle de los Ángeles" es la que no tiene madre.


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