lunes, julio 20, 2009

La insoportable levedad del ser

En los meses recientes, me he llevado sorpresas, he experimentado cambios, consolidado mi madurez e inclusive me he impuesto retos, que de haberse presentado en alguna etapa de mi pasado, quizá no hubiese siquiera contemplado.

Por cuestiones tanto de edad, como experiencia laboral, perfil, e inclusive elección de carrera universitaria, la oferta de trabajo en esta mi querida y ya no tan angelical Puebla, se vé drásticamente reducida, a grados de incomprensión absoluta.

Por ahí alguien publicó un chiste donde el potentado compadre del dueño de una gigantesca y millonaria empresa, le solicita trabajo para su recién egresado vástago.

COMPADRE 1
Compadre, a ver si puedes echarle la mano a Junior para su primer trabajo.

COMPADRE 2
¡Pero como no! Mira... lo podemos incluir como Vice Presidente a cargo de Mercadotecnia, tendría un sueldo de $ 120,000.00 mensuales, auto y chofer, asistente personal, el paquete premium de prestaciones y una oficina cerca de la mía en el penthouse del edificio de Reforma.

COMPADRE 1
No compadre, te agradezco mucho, pero quisiera algo un poco más sencillo...

COMPADRE 2
¡No se diga más! Podemos darle la Dirección de Publicidad y Medios, tendría un sueldo de $ 100,000.00 mensuales, auto, asistente y membresía ilimitada del club de empresarios, que es parte del paquete diamante de prestaciones...

COMPADRE 1
Caray compadre, te agradezco en el alma, pero recuerda que Junior recién salió de la universidad, y creo que sería mejor foguearlo en algún puesto más sencillo.

COMPADRE 2
Ah, pues entonces, podríamos darle la Gerencia Corporativa de Benchmarking y Outsourcing, ahí ganaría $ 90,000.00 mensuales, contaría con auto y equipo de trabajo de alta tecnología, prestaciones platino y...

COMPADRE 1
¡No, no, compadre! A lo mejor no me has captado bien la idea... se trata de algo con menos responsabilidad, de acuerdo a su inexperiencia... no sé, una supervisión o jefatura de departamento o...

COMPADRE 2
¡Ah, no! ¡Eso sí que no! Totalmente fuera de discusión. Para supervisor de área o jefe de departamento, necesito que venga con maestría del ITESM, la Anahuac, la UDLA o ya de plano la Ibero, que tenga por lo menos 15 años de experiencia y no más de dos cambios de empleo en ese período, que se flete a laborar 60 horas a la semana y que se ajuste a un sueldo de 8 a 10 mil pesos al mes, que esté dispuesto a cambiar de residencia dos veces al año y que se quede de dos a tres horas extra al día, si no, ni madres.

Pues aunque ustedes no lo crean, esto es más real de lo que parece.

En mi peregrinar y búsqueda de una buena oportunidad laboral desde que regresé de Córdoba, a mediados de marzo del 2008, me topé con cualquier cantidad de opciones y una mayor proporción de negativas.

  • Edad
  • Perfil
  • Elección de carrera
  • Experiencia reciente
  • Color del traje
  • Color de la corbata
  • Marca y modelo del auto
  • Lugar donde vivo

Por mencionar unas cuantas

Si lo ponemos en términos de "tocar puertas" creo que sumando todos los golpeteos que hay que dar en cada una (de manera figurativa, obviamente) para que esta puerta se abra, estaríamos hablando de una obra para percusiones (tambores, congas, timbales...¿puertas?) casi de la extensión de una sinfonía de Beethoven, así de gacho.

Varios factores se suman al estado de ánimo durante este tipo de búsquda y misión, lo cual llega a desencadenar auténticos estados de crisis tanto anímica como física -que dicho sea de paso, me tocó vivir todo el espectro en ambas- y si no se tiene la suficiente fuerza moral, espiritual y corporal, simplemente es casi como diría la canción de Dylan... "Knocking on heaven's door".

En uno de los puntos más bajos de la escala, una de las puertas se abrió, mientas la más preciada para mi momentaneamente se cerraba (esto fué por ahí de mediados de ABRIL, ergo MÁS DE UN AÑO DESPUÉS DE QUE COMENCÉ LA BÚSQUEDA) en un campo totalmente inexplorado por este, su seguro servilleta, más que en la forma, en el fondo, pues en ventas he estado prácticamente toda mi vida laboral -de una u otra forma-, pero en el mercado de servicios funerarios... nunca.

Mi paso por la venta de lotes, nichos, ataúdes y demás linduras del mundo de los difuntos fué breve, principalmente por el hecho de que del cielo me cayó la oferta que tomé y en la cual estoy integrándome en estos momentos, pero se le pueden incluir los factores de que no había un sueldo (únicamente comisiones, nada malas, pero al fín comisiones) no habían prestaciones, ni siquiera las de ley, un contrato de por medio, o ya de plano un papel que indicara "Fulanito de Tal, trabaja con nosotros, en caso de muerte, favor de enviar el cadaver". Nada. Cero.

El ambiente laboral, digamos que era suigéneris. Piensen en la mescla de ideologías, razas, edades y nacionalidades que pudiesen encontrar en un día flojo en la ONU... más o menos (igual y exageré) pero sí la gama de edades se inclinaba al límite superior, la mayoría -la gran mayoría- eran damas pasadas de los 50 años de edad -con igual cantida de mañas- y el palmarés en promedio era de algo así como 9 a 10 años de antigüedad en la empresa.

Me tocó pertenecer a un "equipo" comandado por una líder (coordinadora, era la designación del puesto) que habrá sido de los casos en que no fué la persona quien escoje el trabajo, sino el trabajo a la persona, pues con la apariencia de sepulturera/enterradora/buitre/momia y demás adjetivos le venía pero ni pintado.

Nunca fué ni su "liderazgo" ni la manera acostumbrada de hacer las cosas dentro de la empresa mi "hit", pero como buen co-equipero siempre traté de hacer lo mejos posible por encajar, pero al final -o de hecho desde el principio- me dí cuenta que aquello era tan difícil como encajar un cubo dentro de un hueco circular.

Ahora regreso un poco a lo que la vida me ha entregado en experiencia, y el ámbito de la construcción -del lado de adentro del mostrador- regresa a mi destino en forma de proyecto de Gerencia de Ventas dentro de un nuevo -y fuerte- grupo ferretero.

Apenas ando por el día 4 de mi incursión a este capítulo de mi vida laboral, hasta hoy mi estátus es el clásico "nuevo-recién llegado-novato-y este quien puta madre es-" pero por lo menos dentro de lo que se me ofreció como paquete de ingresos y prestaciones, puedo agradecer a Dios haberme enviado la oportunidad, que igual tengo la esperanza de que la que más me agradó durante este impass de transición llegase a consolidar, pero eso no lo decido yo, todo apunta a que esta maldita crisis y reseción se la llevarán con destino directo a la chingada.

Recuerden: la palabra clave en todo -absolutamente todo- es GRACIAS.

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