jueves, agosto 23, 2007

Humanity Hour I... and a while


Humanity es el nuevo álbum de Scorpions.

Hour I es el primer track.

Hora y un ratote más fué lo que duró el concierto en el Complejo Cultural Siglo XXI de mi chulísima Puebla.

Como muchos de los que fuimos adolescentes a finales de la década de los 80's, Scorpions tiene para mí un lugar especial en los recuerdos, además de la influencia que han dejado en mi gusto por el Rock. Si no me equivico, fué Gil Navarro quien me prestó su LP (sí LP!) de Blackout circa 1982. Me acuerdo de la impresión que me causó el sonido de las guitarras, de la voz aguda y casi chillona del vocalista, pero más aún el hecho de descubrir un género que ha tenido tantas variantes durante los últimos 35 años que es ya hasta confuso hablar de tantos nombres (hard, heavy, glam...) y un mismo apellido, simplemente Rock.

A convocatoria del buen Armambo, pudimos reunirnos el pasado sábado 18 junto con el Abuelo Bocanegra para degustar una porción de delicioso veneno destilado en Alemania. Los boletos a diferencia de la ocasión anterior que asistí al Siglo XXI (Bryan Adams, octubre 28-06) ahora sí estaban bastante caros, por lo que nuestros lugares se ubicaron en la planta alta del inmueble y no en la 9a fila como la vez anterior, pero realmente eso no fué tan importante.



Media hora más tarde de lo programado (la lluvia retrasó la entrada de la gente que llenó el lugar) se apagaron las luces, dando entrada a James Kottak -baterista- quien arrancó el concierto con el intro de Hour I, primer sencillo del más nuevo álbum de los rockeros alemanes.


La voz de Klaus Maine, siempre inconfundible, no estaba tan bien amplificada -para el gusto de su seguro servilleta- y así estuvo durante todo el concierto, pero realmente fué lo de menos, habíamos miles coreando las canciones -hasta las nuevas- por lo que la interacción con el público fué inmediata.



Fueron varios sets, mezclando lo nuevo (Hour I, 3-2-1) con los clásicos (Big City Nights, Rock You Like A Hurricane y un largo etcétera). Un rato acústico, más rolas del recuerdo -incluyendo el infaltable "Winds of Change" permitieron lucir las habilidades añejadas con el tiempo del guitarra líder Rudolf Schenker y del eterno Mathias Jabs con sus guitarras en "V" (hasta una acústica en forma de "V" se dió el lujo de sacar)... prácticamente hacían cambio de guitarras a cada canción. Los elementos nuevos de la banda, Pawel Maciwoda en el bajo y el antes mencionado Kottak, se aventaron sendos "solos" demostrando que la sección rítmica de cualquier grupo de Rock, es tan importante como las guitarras y la voz, así de fácil.

Las diferentes generaciones nos dimos cita en el Siglo XXI. Hubo quien llevó hasta a sus hijos... Pecoso no sé si hubiese asistido, pero me encantó el poder darme cuenta que las barreras generacionales se rompen al primer riff, acorde, solo o grito. Igual entre la múltiple fauna rockera podían verse punks, darketos, los infaltables despistados con playeras de Kiss, y mucha variedad más de personajes que se dejaron llegar al Complejo Cultural.


Ya sabemos que una de las especialidades de Scorpions son las mal llamadas "Power Ballads" que han dejado como en el caso de "Still Loving You" huella en los recuerdos de más de uno, así que hasta en ese rubro hubo para todos.








Les fueron entregadas tanto una bandera de Alemania, como una de México -no podía faltar- también no faltaron los creativos que hicieron sus playeras del Puebla de la Franja con el logo de Scorpions, y de hecho les entregaron una o dos. Klaus Maine repartió baquetas a diestra y sinestra (había una caja como con cien a un lado de la batería) y los talentosos guitarristas hicieron lo propio con algunas púas para los afortunados ricachones de primera fila quienes -por cierto- sufrieron los embates del cuerpo de seguridad del Siglo XXI en más de una ocasión (me tocó ver con los binoculares del Abuelo una excelente tacleada de uno de los gorilas a una chava que intentó subir al escenario cuando el concierto terminó).

Realmente fué un buen show. Nos quedaron a deber algunos clásicos y un encore más largo (el encore final fué de UNA rola!) pero lo mejor del caso es que Puebla se convierte paso a paso en un destino obligado de los mejores conciertos.

Luego de una pequeña deliberación, decidimos dar un rol por el bar de Teddy para refrescar un poco la garganta luego de tanto grito. Nota: el tequila no es el mejor remedio para una garganta irritada -y menos para un estómago semi-vacío- pero la plática agradable, las risas por cualquier pendejada y las siempre atentas mandiles del Relax hicieron redonda la velada. Nos acompañó un rato el mismísimo Weaver a degustar unos alcoholes, con lo que el tiempo voló y a eso de las 4 am se rompió la taza filosofal.


Treintañeros del mundo ¡Unios! y rezad por que no se nos agote la energía. Tenemos cuerda para rato, al igual que los oriundos de Hannover. Esa parecía ser la moraleja luego del fín de semana.



Hasta que llegó el huracán Dean.


En - la - madre .


Nunca en mi vida había visto en asiento de primera fila los estragos de un fenómeno meteorológico como este, que aunque ya había bajado de intensidad, azotó con gran fuerza al estado de Veracruz y a Córdoba, que es la ciudad donde trabajo -y está a más de 95 kilómetros de la costa-


No, no, no... no es lo mismo que te lo cuenten, o verlo en la tele, que estar esquivando ramas, cables, anuncios espectaculares y cualquier cantidad de cosas que con las ráfagas de más de 160 kilómetros por hora que se dejaron sentir volaron desde muy temprano en la Ciudad de los 30Caballeros... y un Wilbur.









Con los eggs en la garganta pasé gran parte de la mañana, hasta que de manera paulatina la calma fué retornando a la ciudad -y a mi persona- aún con la amenaza de aguaceros torrenciales que convertirían a la Ford F-150 en sucursal del arca de Noé.


Gracias a Dios (Buda, Alá, Jehová, Hugh Heffner o quienes ustedes prefieran) las fuertes lluvias nunca llegaron, pero la impresión de ver de cerca como en cuestión de minutos el entorno se transforma en caos... está cabrón.

Me despido por ahora, con la habitual amenaza de regresar.

A Wilbur!

miércoles, agosto 08, 2007

El bote de tamales de Forrest Gump

Quiero pensar que habrán leído el subtítulo que aparece debajo del nombre de mi blog… “un blog sin pretensiones”. Y eso es precisamente lo que es. No tengo en absoluto la intención de convertirme en algo que no soy, y mucho menos sentirme agraviado por comentarios negativos, que –cosa curiosa- han llegado a mi mail (y no al área de comentarios de cada entrada del blog, lo que me hace pensar que quien me escribió ni siquiera sabe usar ese espacio *tú ya sabes quién eres*).

Una frase que seguramente habrán escuchado, y que es parte de los diálogos de Tom Hanks en “Forrest Gump” es aquella de “…mi mamá dice que la vida es como una caja de chocolates, nunca sabes qué es lo que te va a tocar…” A-Wilbur, un blog sin pretenciones se parece más bien a un bote de tamales… hay de mole, de rajas, salsa verde, dulce, jarochos, oaxaqueños, chiapanecos y demás. Para quien no entendió la referencia… hay de todo. Y lo hay porque así es esto. No sigue un guión específico, puedo escribir lo que me venga en gana y publicarlo en este espacio por el gusto, el derecho y el placer de hacerlo. Nunca me inscribí a un concurso de popularidad, ni quiero ganarme al mundo con alabanzas a lo que esté de moda o sea la tendencia del momento. No se trata de hacer una crítica a quienes sí lo hacen, solo quiero que sepan que yo no persigo ese fín.

Dicho lo anterior, y una vez sacado de mi atormentada alma lo anterior (ja, ja, ja)… a lo que te truje chencha.

Nos mudamos de local desde hace más de un mes. Fue una tarea demasiado ardua y más complicada de lo debido. Finalmente se logró, pero una parte importante dentro del terreno de los servicios necesarios para nuestra operación que es el teléfono, costó realmente un huevo y la mitad del otro para que lo reconectaran… y lo que es peor, la línea de internet demoró aún más en regresar, así que me ha costado ponerme al corriente de las novedades, los blogs y los mails.

El fín de semana pasado, en el ya tradicional y obligatorio viaje a la capital mundial del camote, el mole y los chiles en nogada (yumi!!) se incluyó de último momento una ida al cine con el Pecoso. Resulta que su hermana asistió invitada a la premiere de la película de Los Simpson a la cual mi clon #1 decidió no ir, con tal de compartir la experiencia con su padre… o sea yo. Más por el estoicismo de esa desición que por mis ansias de ver también la tan esperada película, dejamos a Mrs. Wilbur y a Bombón cuidando al Enano (clon #2) mientras Pecoso y yo entramos al cine.

Matt Groening y su equipo no nos quedaron a deber… bueno, sí, pero realmente poco. La película está de lo más cagada, repleta de gags, referencias a los cientos de episodios clásicos de la serie, ataques sin pudor al espectador (primero Homero nos hace sentir tarados y luego Bart nos enseña sus “cositas”), muchas, pero muchas risas –especialmente las del Pecoso- y la eterna duda sobre ¿Dónde demonios quedó el Puerco Araña/Puerco Potter? quien junto con Homero detonaron la catástrofe que se desata en Springfield, que por cierto y si consultan Google Earth, pueden deducir a donde diablos se ubica. Fui un mega fan de la serie hace varios años, pero por diversas circunstancias y al paso de l tiempo me fui haciendo un espectador menos frecuente de la familia amarilla. No obstante la película la pude disfrutar, y más viendo al pecoso cagarse de la risa… él sí que es un fanboy.

Regresó el Puebla de la Franja a la primera división. Casi me pego un tiro (o me tiro un pedo, es igual) hace dos años que se fueron a primera “A”. No hay nombres conocidos –salvo dos o tres elementos- pero aunque empataron a cero contra el America, demostraron que están de regreso, y espero que en plan grande. Añoro asistir al Cuauhtémoc a vitorear a la Franja. Es un estadio bonito –aunque ya muuuy caro- Sigue en plan de poder llevar –si tu bolsillo lo permite- a toda la familia, pues a diferencia de varios equipos, especialmente los de la capital, las mentadas de madre de las diferentes porras son en buena onda. Claro, no falta aquel que pasado de chelas se quiera pasar de lanza, pero es muy raro ver algo así, aunque el domingo sí hubo madrazos, pero fueron provocados por los “finísimos” seguidores del equipo de Coapa. Me voy a comprar el jersey de visitante (el azúl) espero que me hagan brincar de gusto y poder cometar que el regreso del Puebla fue triunfal.

Hablando de sueños, me ha costado trabajo conciliar el sueño últimamente, a pesar de que las jornadas son largas y sí cansadonas. Quizá las idas al gimnasio, que se han vuelto itermitentes tengan algo que ver. De cualquier forma pasa un buen rato entre que decido apagar la tele y caigo en brazos de Morfeo. Luego, los viajes oníricos se vuelven confusos, desconcertantes y extrañamente complejos… como si fuesen dirigidos por Terry Gilliam y Luis Buñuel. Así me despierto más cansado que cuando me dormí, y por ende con menos ganas de enfrentar la jornada. Se reciben sugerencias, urge.

Ya ví el tráiler del proyecto misterioso de JJ Abrams (productor de Lost). Ha causado revuelo en gringolandia, desde que apareció en los cines que exhibieron Transformes (qué buena está Megan Fox). A este proyecto que fue bautizado como “Slusho” o “Cloverfield”. Ahora ya se asignó “1-18-08” (18 de enero de 2008) como parte de esta campaña viral. Los gringos han especulado hasta el hartazgo sobre este asunto, casi como cuando se dio el fenómeno de la “Bruja de Blair”. Cualquier película que involucre la destrucción de una enorme ciudad como Nueva York por un ente desconocido (léase Godzilla, los extraterrestres de Independence Day, o lo que sea) causa cierta histeria colectiva, mediática y obvio, ahora hasta en la red. Mientras se van dando más pistas al respecto, todo parece indicar que será uno de los estrenos más anticipados del 2008. Lo malo es que siempre ganan los gringos al final.



Saludos respetable público.

¡Doh!

Ah, Magguie dijo "secuela".
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