martes, febrero 09, 2010

Down in the ground

Ayer mientras releía el post que escribí sobre sobre "Up In The Air", caí en cuenta que desde hace poco más de un año a la fecha he estado moviendome sin un auto propio.

Y a pesar de que realmente considero necesario el contar con un vehículo, la situación económica y laboral en la que mi vida se ha ubicado en el lapso de los últimos años, no me ha permitido adquirir un auto, por modesto que este pudiese ser.

Esta situación me ha forzado a tener que emplear el único medio de transporte que para distancias mayores de 6 cuadras (soy una persona a quien le agrada caminar) existe en esta atribulada Angelópolis:

El colectivo

Ahora bien, esta, como muchas de las ciudades del planeta con más de 2 millones de habitantes sufre de un colapso en la proporción de espacio utilizable para circular y el número de unidades que ruedan por las calles -en otras palabras, estamos saturados de vehículos y la planeación que hace 30 años se tenía del crecimiento, se quedó muy, pero muy corta-.

El servicio no es malo... es lamentablemente pésimo; es precisamente la necesidad la que tanto a su seguro servidor, como a cientos de miles de personas nos obliga a hacer uso de este medio de transporte.

Pero la cosa no es hacer un rant y quejarme de lo que mucha gente se queja, ya con muchos kilómetros recorridos en camión, microbús, van y 'combi' (ya no existen tales, la Volkswagen descontinuó hace años el modelo Combi, sin embargo -y creo que debido a la nostalgia- algunos modelos de vanette tanto de Nissan como de Toyota, han sido bautizados, o rebautizados como 'combi') me he convertido en un Ryan Bingham muy región 4 en el arte de viajar en estos vehículos.

Es más, he encontrado que además de las evidentes diferencias de modelos y capacidades (casi siempre sobre-ocupadas) de estos automotores, existen categorías, clasificaciones, variedades, elementos distintivos y un sin fín de detalles que pueden constituir una guía para aquellos quienes en el futuro cercano se iniciarán en la diaria actividad de tomar el transporte público para trasladarse.

Como no quiero seguir un órden o hacer un análisis del tipo "calificación por estrellas" o algo así, voy a enlistar los tipos y características de estas unidades según lo vaya recordando, o dicho de otra forma, como a mi se me dé la gana, que a fin de cuentas, mis miles de pesitos me he gastado hasta ahora en transporte público y eso me da automáticamente el derecho de escribir esta:


"GUÍA PARA EL VIAJERO FRECUENTE DE CAMIONES, MICROBUSES Y COMBIS"
Por Marco Flores

Capítulo 1

La parada del camión:

1.1 El ascenso

Tradicionalmente se ha considerado que la confluencia de dos calles o avenidas (vulgo esquinas) o los paraderos de acero inoxidable en los que el gobierno municipal anterior gastó varios millones de pesos, como el sitio donde al estirar el brazo y apuntar con el dedo índice, la unidad de transporte que deseamos abordar, hará la parada permitiéndonos ascender.

Falso.

El lugar donde el chofer de la unidad decida detenerse a levantar pasaje, es tan aleatorio como los números premiados del "Melate", puede ser una calle antes, una después, unos metros atrás, otros tantos delante, en el carril de en medio, o en el peor de los casos, ignorarte olímpicamente y seguir de largo... eso sí, si hay una mujer jóven, de preferencia con ropa ceñida al cuerpo, de buen ver haciendo parada... júrenlo que maniobrando tan ágilmente como Michael Schumacher, el chofer hará lo que sea necesario para detenerse y levantarla, aquí es donde hay que hacer uso de lo aprendido en la clase de educación física de la secundaria y al más puro estilo de Albert Haynestworth (el mejor tackle defensivo de la NFL) abalanzarse detrás de la dama y abordar la unidad antes de que el chofer la ponga en marcha y nos deje atrás.

1.2 El descenso

Al igual que en el primer punto, se supone que los paraderos o esquinas autorizadas son el sitio donde la unidad se detendrá para poder descender de esta.

Aún más falso

Desde que tengo memoria, en las unidades de transporte siempre ha existido un rótulo, aviso o anuncio que indica "Anticipe su parada", lo cual entiendo como la acción de avisar al chofer, ya sea mediante el timbre o la propia voz, que uno desea bajar de la unidad con anticipación a que esto ocurra.

Los invito... que digo los invito... los reto a que esto se cumpla. En el 99.9% de los casos la marcha del vehículo se detendrá -si es que se detiene- o mucho antes o mucho después del punto de descenso, sobre un gigantesco charco, en el carril de alta velocidad, pegadísimo a otra unidad de transporte (incluso de mayores dimensiones), a un lado de un precipicio, frente a una jauría de perros; y o te bajas, o te bajas, a riesgo de que el chofer decida seguir avanzando y no puedas descender sino varias cuadras -o kilómetros- adelante.


Capítulo 2

Introducción a la 'combi' o van

Ciertas rutas de tranporte colectivo, cuentan en su parque vehicular con este tipo de unidad que en condiciones normales* puede transportar comodamente** hasta 9 pasajeros***, las dimensiones de estos vehículos permiten que estos circulen por calles más pequeñas, por donde habitualmente no está permitido el paso a unidades de transporte más grandes o pesadas.

*No existen condiciones normales, de hecho, no podría llamarle 'condiciones' a abordar un vehículo de este tipo, principalmente en mi caso, cargando el maletín con el montón de manuales, la laptop, efectos personales y en algunos casos cruda.

**La comodidad es tan relativa como subjetiva... algunas personas con las que he platicado consideran la excelencia en comodidad poder encontrar una señora gorda y nalgona que sirva de soporte y colchón al apretujarse junto con otros 13 fulanos en los arrancones y frenazos dentro de una van; también está el factor del 'agandalle' del asiento del copiloto, pero este casi siempre va ocupado por la novia/esposa/amante/whatever del chofer... y cuando no, lo van apartando para la primer mujer jóven, de preferencia con ropa ceñida al cuerpo, de buen ver, del tipo mencionado en el capítulo anterior.

*** Si los malditos choferes cumplieran con las especificaciones máximas de carga para estos vehículos, no llegarían a meter 14 o más personas en un espacio diseñado para 8, sin hablar de la descompensación en la estabilidad del transporte principalmente al hacer giros (casi podría jurar que instintivamente hemos desarrollado una capacidad para transferir nuestro peso corporal en dirección opuesta para evitar una volcadura, o los ángeles de la guarda de quienes vamos dentro detienen la inminente caída por el exceso de peso).

Si me apuran un poco... dejen de usar sus aparatos de ejercicio domésticos, ya no paguen gimnasio, olvídense de los programas de acondiconamiento físico. Las habilidades para conservar el equilibrio, sujetarse soportando el peso de otras tres o cuatro personas encima, superar la inercia producida por los súbitos arrancones y frenazos (que en algunos casos superan las fuerzas "G" de los mejores simuladores de vuelo), sostenerse de un tubo mal atornillado para soportar tu peso y el de tu carga -más los que se te recarguen- con un solo dedo... las capacidades físicas que se desarrollan al viajar en 'combi' superan cualquier opción de desarrollo de habilidades físicas y motrices, es digamos... un doctorado en actos circénses más cañon que en París o el Circ du Solei.

Capítulo 3
El arte de viajar en microbús

PRINCIPIOS BASICOS

De una mayor capacidad que las van o 'combi', los microbuses son exactamente lo que su nombre indica: un autobús miniatura, pero que en su interior puede albergar una fauna mayor a la que Noé transportó en su arca la primera vez que Diosito® decidió darle cran al mundo -ahora en la segunda vuelta ya comenzó por Haití y se está siguiendo de frente con la peor plaga (los chilangos)-.

Otra característica importante de este tipo de unidad, es que sus recorridos incluyen colonias de la periferia, a las cuales no llegan rutas con vehículos más grandes.

Esto es tanto adecuado como mortal.

Permitanme elaborar.

Es ya conocido por todos que el crecimiento poblacional en esta y muchas otras ciudades, ha traido como consecuencia la aparición de un mayor número de colonias y unidades habitacionales de todo tipo. El que este tipo de unidades de transporte puedan entrar hasta esas colonias y brindar servicio a los miles de usuarios potenciales de esas zonas es la parte positiva, pero ¿Conocen ustedes una 'base' de microbuses?

La descripción de lo que cualquier sociólogo, zoologo o ya de plano su servidor y amigo pueda hacer del lugar donde convergen los microbuses y sus ávidos de emociones conductores puede quedarse corta:

Por principio de cuentas el lugar asignado, es por lo regular alguna calle dentro de una colonia que solía ser limpia, tranquila y ordenada. Cuando una 'base' sienta sus reales, la calle se convierte en un micro-cosmos de desorden, mugre, palabrotas, pleitos, borrachos, una que otra prostituta, botellazos, claxonazos, talacheros, mecánicos, puestos callejeros de comida (memelas, carnitas de dudosa procedencia, tacos de cualquier tipo de guisado), música de la más refinada categoría (el repertorio incluye cumbias, tropical, reguetón -o como quiera que se escriba- banda, norteña, duranguense y un largo etcétera) al más alto de los volúmenes permitido por el equipo de sonido de prácticamente cualquiera de las unidades que estén a cualquier hora del día "haciendo base".

LOS MICROBUSES Y EL MARKETING

Ahora bien, dentro de la gama de posibilidades que la mercadotecnia moderna ofrece al comercio minorista, podemos mencionar que además de que las unidades en su exterior se han convertido en un auténtico escaparate para todo tipo de anunciantes (campañas políticas, refrescos, empresas dulceras y hasta table dances) el interior de los microbuses -cuando el espacio entre pasajeros lo permite... y hasta cuando no- es también punto de venta de las más diversas mercaderías, desde las bonitas plumas de gel importadas con cuatro colores diferentes, hasta las ofertas de la afamada "Comercializadora Internacional" con sus diferentes versiones de matamoscas de alta tecnología, hasta aquellas compañías trasnacionales que en un afán de hacer llegar a todos los consumidores posibles sus productos, envían embarques especiales para su distribución por vendedores especializados en comerciar tres bolsas de papas Sabritas o cuatro Bubulubus o seis mazapanes de La Rosa u ocho Chupa Pop e inclusive doce -sí- doce Pulparindos por la módica cantidad de ¡diez pesos!. El método de distribución se me hace un poco extraño, pues casi siempre coincide con un robo a algún trailer de Sabritas, Ricolino, La Rosa o Pulparindo en las semanas previas a la comercialización... supongo que en algún lugar, esta venta programada ha dejado de llevarse a cabo, lástima.

También las más recientes producciones cinematográficas pueden ser encontradas en conveniente formato DVD, complilaciones que a cualquiera de nosotros pudiese tomar meses grabar, son puestas en nuestras manos en formato MP3 (Las ya clásicas "Canciones del Ayer" con Roberto Carlos, Camilo Sesto, José José y Emmanuel, los "Exitos de los 80's 90's y más" con canciones que fueron un auténtico hit... en Kosovo, "Lo mejor del reguetón -o como quiera que se escriba- del duranguense... lo mejor de lo que sea") por también, diez pesitos.

La labor social también es importante para los choferes de los microbuses, pues de manera humanitaria permiten principalmente a los sordomudos abordar las unidades para poder hacer llegar a los pasajeros bolsitas con dulces, estampitas religiosas, pequeños manuales de lenguaje con señas, llaveros, lamparitas, etc. Que bueno que hay gente con corazón, ya me he topado con algun caso en que imagino debido a la constante lucha por la venta de sus productos, han recuperado el habla y la audición, claro que gritando "te vas a matar, sabrooooosa" y con el volúmen de la música en los table dances, es probable que al poco tiempo pierdan nuevamente la habilidad de hablar y escuchar.

El micro es -en suma-una cultura casi completa, aún con su calidad de punto intermedio... un limbo digamos entre el cielo y el infierno de la movilidad moderna, casi podría competir en su situación de congregación humana con las balsas que ocupan algunos cubanos para cambiar de domicilio, lo abordas con la esperanza de llegar vivo a tu destino, pero no sabes si lo lograrás... un 'volado'.

Capítulo 4
EL CAMIÓN URBANO, UN MUNDO APARTE.

El Origen

Los registros históricos, demuestran que en la prehistoria, gigantescos brontosaurios con estructuras de madera sobre los lomos, transportaban a una buena cantidad de hombres del cromañón, ah... me dicen que "Los Picapiedra" no constituye un registro válido... ah sí, y que nunca coincideron los humanos con los dinosaurios... sí sí ya entendí... tengo que acudir a mejores fuentes de información.

La cosa es que como medio de transporte público, el camión urbano es de los más antiguos, por lo menos en la memoria de este quien escribe, pues en mi tierna infancia llegué a acompañar a mi mamá -principalmente al centro de la ciudad- en camiones que circulaban en las calles cercanas a donde vivíamos y que llevaban rutas predeterminadas dentro del trazo urbano de la misma.

"Aviación - Panteón - Chula Vista y Anexas", "Santa María - Las Palmas", "Mayorazgo - Agua Azul - Ferrocarriles", "Central - San Matías"... son las rutas que vienen a mi memoria, enormes camiones principalmente Dina, identificados por el color de su pintura y los rótulos en las ventanas y los costados, los tubos forrados de cinta de colores, el sonido de los motores diesel en neutral mientras ascendía o descendía el pasaje y los choferes respetuosamente obedecían las señales de tránsito.

Unos años después se incorporaron los famosos "chatos" en rutas perimetrales, que básicamente recorrían el Boulevard 5 de Mayo de norte a sur y viceversa, con su ruidoso motor automático y una emisión de contaminantes digna de cualquier cámara de gas de la época Nazi.

Esos tiempos nada tienen que ver con la situación actual.

Invasión de rutas, mortíferos accidentes, unidades que pasan de ser último modelo a auténtica chatarra en cuestión de meses, corrupción de las autoridades, carreras de camiones que terminan a veces en desgracia... la lista podría ser larga, muy larga.

2010

Diariamente somos miles de usuarios quienes abordamos un camión con la esperanza de llegar a tiempo y sanos a nuestro destino, y tal como en las combis o microbuses, vamos a merced de lo que el chofer decida subir cuantitativamente en pasaje y a la manera en que cualitativamente se desplace por las calles y avenidas de la angelópolis.

De las 24 horas con que cuenta cada día, quienes nos transportamos vía camión urbano pasamos una muy buena cantidad de tiempo a bordo de ellos, por lo que estos vehículos se han convertido en todo, por ejemplo:

RESTAURANT: No falla que de a tiro por viaje vemos a alguien hincándole el diente a una torta, taco, memela, sope, cemita, sandwich o cualquier otro bocadillo portátil, inclusive hay algunos viajeros más arriesgados que van comiendo sopas, caldos, moles e inclusive van combinando la ingesta de digamos una torta con una sopa instantánea a punto de ebullición. Por obvias razones, me refiero a gente que alcanzó lugar sentada dentro del camión, no me imagino el malabar para poder llevarse a la boca una quesadilla mientras se intenta estabilizar el equilibrio sin sostenerse con las manos -aunque no dudo que exista alguien quien pueda hacerlo-.

SALON DE CLASES: El repaso de la lección del día, un último vistazo al libro antes del examen, o inclusive la preparación en masa de un trabajo en equipo son situaciones que me ha tocado ver mientras me transporto de un lugar a otro. He aprendido sobre cocina, medicina, terapia física, estomatología, cuidado del cabello, puericultura, corte y confección, motores diesel, filosofía europea contemporánea... todo cortesía de aquellos y aaquellas que vienen repasando en voz alta sus lecciones.

CONFESIONARIO/SALA DE INTERROGATORIO/CONSULTORIO SENTIMENTAL: Lo malo de traer las orejas puestas y el sentido del oído habilitados las 24 horas, es tener que escuchar de manera involuntaria el drama diario de la existencia de un perfecto (o perfecta) desconocido (o desconocida). Me ha tocado escuchar con lujo de detalles el mecanismo del rompimiento amoroso de dos chavos de secundaria, la indagatoria de la novia celosa sobre el proceder sospechoso del novio a quien no tuvo enfrente durante el fin de semana, la patética narración de la borrachera que agarró una fulanita con cuatro tipos en un bar y como al final aquello se convirtió en orgía, el amargo llanto de la señora acongojada porque el marido le puso el cuerno con la comadre -que al mismo tiempo ignora que el compadre ya le echó el ojo anticipando la venganza-... más material digno de la poesía de retrete de Arjona.

DISCOTEC: Aunque el concepto como tal ha ido dejando de existir en los antros de moda (hoy las pistas de baile como tal ya son tan escasas como el pudor y las buenas costumbres), en los camiones no falta aquel que haciendo gala de la mejor ingeniería conceptual -por no decir que como Dios le de a entender- instalan equipos de sonido que envidiaría cualquier antro. Lo malo, es que no siempre los que viajamos dentro del camión compartimos el gusto musical del chofer, o estamos de humor para escuchar a todo volúmen el más variado repertorio musical, incluyendo aquello de "... pelada, peluda, pero bien pompuda" o la voz nasal y chillona de alguna locutora de radio en la hora de las complacencias, o de los comerciales que nos reiteran que la Universidad Tecnológica Nuevo Milenio (Incorporada a la BUAP) nos ofrece las carreras con mayor proyección en solo dos años con módicas colegiaturas. Hay algunos que prefiriendo llevar su propio repertorio, se enchufan un iPod o cualquier otro tipo de reproductor musical, y viajan inmersos en su propia burbuja de sonidos, que al intentar rebasar la cantidad de decibeles de las bocinas del camión, emiten más allá de los oídos de su propietario y componen en conjunto una cacofonía indescifrable que resulta en más de un caso -el mío en particular- en un ataque de migraña (y casi casi de histeria).

Otro uso que cotidianemente he observado que se hace de los asientos del camión -y por alguna razón no pude categorizar o asignarle un nombre en específico-, es el que hacen principalmente adolescentes y algunas parejas de mayor edad, para dar rienda suelta a los arrumacos y expresiones físicas de afecto que, olvidando por completo que existen personas a su alrededor, se entregan con singular alegría al intercambio de saliva mediante prolongadas sesiones de besos y caricias, en cristiano común y corriente: faje. Hay quienes se dedican un breve y tierno beso repentino, pero en otras ocasiones (de manera involuntaria) he sido testigo -junto con varios pasajeros más- de auténticos maratones de ósculos y manoseos mutuos entre las parejitas protagonistas de estos espontáneos shows. Para echarles agua fría... en serio.

GALERÍA DE ARTE: El incremento en las ventas de la línea Easterbrook de plumones indelebles se ha visto indudablemente incrementado desde que estos lienzos ambulantes han circulado por nuestras calles. Hay unidades que prácticamente se constituyen en sí mismas como una muestra pictórica de los más variados estilos y técnicas del grafitti a plumón, no dejando ni un espacio sin aprovechar por los más selectos artistas conceptuales del "puto" las más destacadas figuras de la interpretación del "chinga tu madre" y la fantástica imaginación de la escuela pictórica basada en el uso del ícono universal del corazón y las iniciales o nombres enlazados, en la más ampila variedad de tipografías y estilos.

CENTRO DE COMUNICACIONES: La tecnología quizá no ha cambiado tanto en las últimas décadas en cuanto a los camiones urbanos, pero a los pasajeros que poseen un teléfono celular -o peor aún- un Nextel, chiquito se les hace el viaje para hacer un despliegue tecnológico de los últimos modelos de aparatos de comunicación personal, ya sea que reciban llamadas, escriban un mensaje, envíen una alerta a un Nextel o sostengan interminables conversaciones a grito pelado, como si al resto de los pasajeros nos fuese de vital importancia escuchar la diarrea verbal que en muchos casos padecen quienes hacen del uso de un celular o un radio dentro del camión... es quizá un despliegue de status, una manera de decir al resto de los ocupantes..."'ira, 'ira... yo sí soy el efectivo".
Quizá de lo que no se han percatado es que los que realmente tienen algo de qué presumir son los que comodamente viajan en auto.

ESCENARIO: ¿Bolero? ¿Rock? ¿Poesía de retrete a lo Arjona?. El repertorio de quienes usan a los camiones urbanos como su escenario para la más amplia expresión artística es tan variado como la cantidad de rutas que existen en la ciudad. Trovadores, duetos, tríos... payasos, mimos, magos, declamadores -que al más puro estilo de Paco Stanley (q.e.p.d.) nos atormentan con sus atribulados argumentos sobre las razones que les han orillado a pedir nuestra colaboración económica. Maestros del canto y el equilibrio, lo mismo tocan guitarras, que sintetizadores, que güiros y hasta alguno canta con pistas al más puro estilo karaoke. Los últimos chistes en el lépero repertorio de la comicidad mexicana salen sin censura ni pudor del ronco pecho de payasos maquillados con grasa para zapatos y cosméticos de oferta. Fanáticos religiosos, obreros despedidos injustificadamente que han estado en huelga... 15 años, "estudiantes" que requieren apoyo para asistir al LXVIII congreso de Estafa Mediática a celebrarse en Acapulco, drogadictos y alcohólicos representando a sus respectivos centros de rehabilitación, mujeres con cáncer de próstata y hombres con un inminente estallido de ovarios (ambos con sendas recetas médicas expedidad en 1977) la lista puede ser interminable.

DORMITORIO: Solo para auténticos iniciados. Dormir en un camión urbano lo considero tan peligroso como ser experto en desactivación de explosivos en Irak (ya viene el post sobre "The Hurt Locker"). Este tipo de pasajero debe tener un reloj biológico realmente afinado; despertar justo en el momento exacto para no pasarse del lugar donde se desea descender del camión lo considero tan difícil como el poder conciliar el sueño con todas las agravantes enumeradas con anterioridad... y aún así hay gente que cae en los brazos de Morfeo de manera tan profunda que en ocasiones hasta roncan; pero eso sí, su reloj interno se activa justo en el momento en que están a tiempo de levantarse y pedir la parada... fucking amazing.

Velocidades de desplazamiento

La velocidad de desplazamiento del camión, generalmente es inversamente proporcional a nuestra voluntad o deseo.

1.- Caracol: el día o momento en que tienes más prisa, es justamente cuando el chofer decide no rebasar los 10 kilómetros por hora en espera de que sus "compas" lo rebasen para subir pasaje.

2.- Tortuga: similar al anterior, con la diferencia de hacer alto total durante por lo menos cuatro a cinco semáforos en verde. Desesperante.

3.- Abuelita: como decía la canción "...paso a pasito, llegaré" pero de un semáforo a otro, con la finalidad de que al igual que los casos anteriores, los choferes de otras unidades lo rebasen para equilibrar la recolección de pasajeros.

4.- Velocidad normal: prácticamente inexistente; el día en que a alguno de ustedes les toque abordar un camión que circule a velocidad normal, favor de comprar un Melate o billete de lotería en su agencia más cercana, seguro se ganan un mega-premio.

5.- Cafre: los arrancones son su especialidad, pasan de cero a cincuenta kilómetros por hora de una esquina a otra y frenan en menos de dos metros... espeluznante.

6.- Alma que lleva el diablo: una vez que le han dado el pitazo que "X" o "Y" tienen determinada diferencia de tiempo respecto a la unidad que uno abordó, pisan el pedal del acelerador a fondo de manera automática, generalmente dejando pasajeros sin levantar y haciendo paradas varias cuadras después de que uno lo solicita. Casi suicidas.

7.- Hecho la chingada: cualquier unidad conducida por un chofer adolescente, crudo, de malas, presumiendo con la novia, drogado, perseguido por tránsito
o Ruta 10 en hora pico en zonas sin tráfico. Reza a la deidad de tu elección, si te identifican entre la pila de cadáveres, tal vez tengas un bonito funeral.

Me voy... tengo que tomar el camión... si llego vivo a mi destino, quizá siga escribiendo.

Posted via email from Marco's posterous

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