Mea culpa

Quiero que entiendas que antes que nada, quien admite la culpa soy yo. Tú no tienes siquiera que emitir palabra, puedes juzgarme de la manera que creas conveniente, que a fin de cuentas, estoy desnudando mi alma ante tí como me lo dicta mi razón. No voy a pretextar nada. Tú sabes mejor que yo que desde un principio, esta relación estaba condenada a llevar una existencia complicada y de pocas comuniones. Pero no puedo dejar pasar más tiempo sin sacarlo del fondo de mi alma, es una carga en la conciencia que debo arrojar igual que un barco arroja el lastre.

No hice nada por evitarlo, yo mismo dejé que este abandono se incubara. Desde la última vez que te ví hasta el día de hoy, ha pasado realmente mucho tiempo, quizá de masiado. Quizá tanto como para ni siquiera admitirme en tu espacio, y sin embargo descubro que aún estás ahí.

Ha sido el trabajo, han sido los viajes, la falta de una herramienta tan simple que al mismo tiempo es tan compleja que no puedo llevarla conmigo para poder atenderte.

Dios, ¿qué más puedo decirte? ¿Lo siento? ¿Perdoname?... cualquier asomo de arrepentimiento y de remordimiento se me hace poco. Tú sabes que no es por nadie más que por mí. No voy a caer en el cliché de aquello de "soy yo, no eres tú, necesito mi tiempo y mi espacio" porque se suponía que tú serías parte de ese tiempo y complementarías mi espacio.

Mi querido blog.

Lamento haberte abandonado