miércoles, octubre 27, 2010

Clón 1.0

Hace exactamente 18 años y un día.

Sí, me hubiese encantado escribir este post desde ayer, pero el trabajo sigue siendo intenso y por más que intenté darme maña, simplemente no fué posible darle forma a lo que hasta hoy quiero externar.

Y es que el 26 de octubre tiene un significado verdaderamente especial para mi.

Es el día en que me convertí en padre por primera vez, hace 18 años y un día.

El 26 de octubre de 1992 muy temprano por la mañana, nació mi clón 1.0, pesando unos saludables 4 kilos con 50 gramos. La monja a cargo del pabellón de maternidad de la Beneficencia Española, le llamaba simplemente "El Grande", y sí que lo era, y lo es.

Marco, mi hijo mayor, ha sido una de mis mayores alegrías precisamente desde que me enteré que venía en camino a este mundo tan loco y absurdo como su mismo padre, quien con apenas 22 años cumplidos se veía ante uno de los retos más fuertes a los que cualquier hombre -y sobre todo a esa edad- se puede enfrentar, ser padre.

Nació fuerte, sano y según la opinión de todos -hermoso-, muy pronto mostró todos los razgos fisonómicos que mi herencia genética le confirió (o en palabras de su madre, fué el primero al que "eché a perder").

Inteligente, observador, algo llorón (todos los bebés lo son) fué todo un estuche de monerías durante sus meses de bebé y los primeros añitos de su existencia; muy pronto (demasiado, diría yo) se convirtió en el hermano mayor de quien hasta hoy es su más grande amiga, cómplice y adoración -su hermana.

Su primer colegio (El San Gerardo, en Monterrey, N.L.) fué toda una aventura, fué precisamente en esa época en que me dió uno de los sustos más grandes que me he llevado en la vida, su aparato respiratorio colapsó una noche -un 'espasmo pulmonar' de acuerdo con el pediatra, lo que fué el preludio del asma que padeció desde pequeño y la causa por la cual buscamos regresar tan pronto como nos fué posible del norte del país, el clima extremoso y los drásticos cambios de temperatura le habían afectado demasiado.

Lo considero un héroe por haber soportado de manera más que estóica el tratamiento para el asma, las inyecciones en los bracitos me dolían más a mí que a él; aún y a pesar de su condición, nunca dejó de ser un niño normal aunque a veces los ataques de tos eran muy duros. Desarrolló una enorme habilidad con los video juegos, quizá los períodos en que debía permanecer en reposo para no sufrir otro ataque de asma afinaron su gran talento con las consolas.

Siempre ha sido un alumno brillante y aún en la época en que su madre y yo nos divorciamos (la más dura en el ánimo de cualquier hijo de familia) no mostró que la situación le afectase, fué mi soporte para con su hermanita, sin él, yo creo que el dolor de la separación hubiese sido aún mayor.

Su abuelo (q.e.p.d.) siempre lo miró con un gran cariño, es una de las más grandes adoraciones de sus abuelas y aunque lo fastidian cada que pueden, mis hermanos lo quieren enormemente; qué puedo decir de su hermano (técnicamente medio hermano, pero eso para mi no existe en realidad) lo mira como el gran ejemplo a seguir, copia todas las conductas y expresiones que puede identificarle y disfruta cada segundo que pasa con él.

La vida da demasiadas vueltas y a veces pone gran distancia y tiempo de por medio entre dos personas, en este caso entre varias -mis hijos y yo-, y principalmente con él a quien desde que nació, amo profundamente y he visto con gran alegría y a veces desde la distancia crecer y desarrollarse como persona, como un adolescente con enorme potencial y como el mayor de edad pre-universitario en quien se está convirtiendo, un futuro ingeniero (en mecatrónica -dice él) de gran talento.

No hay palabras suficientes para expresar realmente todo lo que quisiera hacerles qaber a ustedes y a él lo que significa en mi vida y en la de todos los que él toca con su existencia todos los días, su hermana, su madre, sus tíos y tías, sus amigos y amigas -el mundo- que si él se lo propone, se lo come en dos mordidqas (y no estoy implicando que sea de boca grande).

Pecoso, chaparro (ajá... ya mide más de 1.80), enano, tercero, teco, Lingüini, hijo, y demás apelativos que te hemos dado con el paso del tiempo:

Te amamos, tu papá en primera fila, felicidades por estos 18 años y un día que han hecho de nuestras vidas algo incomparable por tenerte entre nosotros, cerca o lejos, sanos o enfermos, alegres o tristes.

Tienes la vida por delante, no cometas los errores que nos has visto cometer, y si te llegas a equivocar, ya lo sabes -te lo dije alguna vez- todas las decisiones que tomes son correctas, hasta que la vida te demuestre lo contrario.

Ah, y te peinas pa' la foto, tienes que sacar tu credencial de elector.

Posted via email from Marco's posterous

1 comentario:

::: P-lón ::: dijo...

Felicidades a ambos, a ti Marco un abrazo fraterno, no hay "chamba" más hermosa y que saque más canas que la de ser Papá, ah... pero como se goza.

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